¿Resulta curiosa la aclaración? No. En una agencia de comunicación es en ocasiones, y desgraciadamente, bastante habitual tener que hacerla (y cualquiera que trabaje en esto, lo sabe).
Las empresas tienen dos maneras de gestionar su comunicación: de forma planificada y ordenada, o a base de acciones destinadas únicamente a ir "apagando el fuego" según este se va propagando.
El día a día a veces provoca que la técnica "apaga fuegos" sea tan habitual, que puede llegar a distorsionar los planes de comunicación programados. Una noticia de última hora, un comentario en una red social, una denuncia, un error humano... cualquier cosa puede llegar a desbaratar la comunicación corporativa de una empresa y a hacer que los consultores que la gestionan tengan que ponerse el traje de "bombero" y acudir al "rescate". En cualquier momento, una crisis puede amenazar la seguridad, permanencia y reputación de nuestra empresa. Y entonces la gestión de la crisis se convierte en una función ejecutiva vital, ya que nos permite reducir evitar el (posible) daño producido.
Pero una cosa es la gestión de una crisis puntual y otra muy distinta, basar la comunicación de una empresa en un continuo "apaga fuegos". Por eso, es crucial, teniendo en cuenta las carácteristicas de la compañía, prever todas las posibles situaciones a las que se puede enfrentar una compañía, elaborando un Manual de crisis al respecto con un plan específico para cada una, que nos permitirá reaccionar de forma rápida y no errática. Este Manual, unido a una efectiva gestión de la reputación durante el resto del tiempo, nos ayudarán a posicionarnos donde queremos.
Aún así, siempre podremos encontrarnos con situaciones puntuales que nos hagan saliros de nuestros plan, momentaneamente, y tener que centrar nuestros esfuerzos en alguna acción concreta que no esperábamos. Pero lo que hay que evitar por todos los medios es que estas "sorpresas" nos alejen de nuestro camino, y hagan que olvidemos nuestros objetivos de comunicación.
Por eso, empresas, aunque sabemos que el verano es una época propensa a los incendios, por favor, no os dejéis llevar por el fuego. Aunque de vez en cuando haya que apagar alguna llama, ¿no es preferible centrar nuestros esfuerzos en poner todos los medios posibles para que esas llamas nunca lleguen a producirse?
Las empresas tienen dos maneras de gestionar su comunicación: de forma planificada y ordenada, o a base de acciones destinadas únicamente a ir "apagando el fuego" según este se va propagando.
El día a día a veces provoca que la técnica "apaga fuegos" sea tan habitual, que puede llegar a distorsionar los planes de comunicación programados. Una noticia de última hora, un comentario en una red social, una denuncia, un error humano... cualquier cosa puede llegar a desbaratar la comunicación corporativa de una empresa y a hacer que los consultores que la gestionan tengan que ponerse el traje de "bombero" y acudir al "rescate". En cualquier momento, una crisis puede amenazar la seguridad, permanencia y reputación de nuestra empresa. Y entonces la gestión de la crisis se convierte en una función ejecutiva vital, ya que nos permite reducir evitar el (posible) daño producido.
Pero una cosa es la gestión de una crisis puntual y otra muy distinta, basar la comunicación de una empresa en un continuo "apaga fuegos". Por eso, es crucial, teniendo en cuenta las carácteristicas de la compañía, prever todas las posibles situaciones a las que se puede enfrentar una compañía, elaborando un Manual de crisis al respecto con un plan específico para cada una, que nos permitirá reaccionar de forma rápida y no errática. Este Manual, unido a una efectiva gestión de la reputación durante el resto del tiempo, nos ayudarán a posicionarnos donde queremos.
Aún así, siempre podremos encontrarnos con situaciones puntuales que nos hagan saliros de nuestros plan, momentaneamente, y tener que centrar nuestros esfuerzos en alguna acción concreta que no esperábamos. Pero lo que hay que evitar por todos los medios es que estas "sorpresas" nos alejen de nuestro camino, y hagan que olvidemos nuestros objetivos de comunicación.
Por eso, empresas, aunque sabemos que el verano es una época propensa a los incendios, por favor, no os dejéis llevar por el fuego. Aunque de vez en cuando haya que apagar alguna llama, ¿no es preferible centrar nuestros esfuerzos en poner todos los medios posibles para que esas llamas nunca lleguen a producirse?
Me ha encantado María. Es una gran realidad, como se nota que te has tenido que vestir de bombero... que sí, es más, la semana pasada te vi con el traje de bombero todo el rato con unos temas de comunicación. Estoy completamente deacuerdo contigo, vale que una consultora de comunicación, cómo no, esté ahí para todo lo que a la comunicación de sus clientes se refiere, de hecho "nos debemos" a ello, para ello se nos contrata. Pero que haya clientes que basen su comunicación en un CONTINUO "apaga fuegos",como comentas, es ya no solo muy peligroso, sino algo que podría evitarse si hubiese por delante una planificación por delante.
ResponderEliminarLa imagen de las empresas es muy importante, de hecho nosotros velamos por ella, por la imagen corporativa de nuestros clientes, pero muchas empresas como comentas piensan que ésta se cuida "apagando fuegos" como algo habitual, y no es así, es preciso, que el cliente anticipe al consultor de que "puede haber un incendio", de manera que este sea proactivo y pueda hacer un plan de "cómo apagar el fuego" o "plan de crisis", a que se le avise cuando el edificio, la imagen o el mensaje que se quiere difundir ya está "con llamas" y como consecuencia de ello, haga que los consultores nos vistamos con el traje de bomberos y en marcha a contrareloj...Me ha encantado el símil megui. Felicidades "bombero".
La verdad es que en la oficina sólo nos falta una barra para deslizarnos hasta el portal, y ya lo tendríamos todo :-)
ResponderEliminarMaría,
ResponderEliminartienes razón. Esto se da constantemente en las empresas y no sólo en la comunicación. Nos dejamos llevar por el día a día y nos alejamos de nuestro plan. Por eso pienso que el papel del Director consiste, básicamente, en dos actividades, la primera re-centrar constantemente a su gente en el plan definido para conseguir los objetivos que forman parte del mismo La segunda formar continuamente a su gente, hacerle dudar, aprender a hacer resaltar el valor por encima del precio, crear cultura...
Totalmente de acuerdo Javier. Fácilmente, esto se podría llevar a muchos aspectos de la empresa, donde debemos aprender a poner foco
ResponderEliminarsaludos y gracias por pasarte por aquí,
La vida del consultor es difícil, muy difícil, y no todos saben verlo.
ResponderEliminarMe gusta tu blog, porque escribes de realidades (no como otros que van de autobombo)
saludos
Anónimo:
ResponderEliminarSí es difícil sí... aunque no tanto para los que nos gusta.
Gracias por tu valoración del blog (No sé si lo merezco, pero siempre es agradable recibir críticas positivas :-)
saludos!