lunes, 1 de marzo de 2010

No todo vale para todos




Discutía el otro día con un amigo sobre si un alto cargo de una empresa debe o no estar en las redes sociales. Él decía que no, que si fuera él, con "el peligro que tienen estas cosas", -palabras textuales- se borraría inmediatamente de facebook, de tuenti y de todo tipo de red social en el que se sintiera como en un escaparate para el mundo.

Yo le decía, que depende. Que un directivo, un alto cargo, esté o no en el mundo 2.0 depende de los objetivos que tenga y la estrategia que siga. Quiero decir que creo que ya hemos llegado a un punto en el que todo el mundo sabe que no hay que estar en la 2.0 porque haya que estar , sino porque se tiene algo que contar. No todas las empresas han de entrar del mismo modo ni con las mismas herramientas en el mundo digital. Del mismo modo, no todos los directivos tienen por qué estar en las redes sociales.




Lo importante es que tanto las empresas como las personas ofrezcan contenido que genere interés a sus usuarios o consumidores y creen comunidad.

El objetivo principal que mueve a los altos cargos a crearse un perfil 2.0 y gestionar su reputación online, suele ser la búsqueda de reconocimiento como líder de su sector, como experto en conocimiento. Para ello, deberá iniciar la gestión de su marca personal partiendo de un análisis sobre ¿qué es lo que puedo aportar? El posicionamiento, fuerza y potencial de estas aportaciones se basará en la credibilidad del propio directivo.




Por otro lado, el directivo que decida "estar presente" deberá además estar dispuesto a respetar las reglas del juego de las redes sociales. Desde el momento en el que abran su perfil público estarán expuestos. No se puede entrar en el mundo 2.0 con miedo a equivocarse, a ser criticado, o mostrando sólo lo positivo. La sinceridad, la cercanía, la exposición de errores y soluciones, y la trasparencia son claves para ganar credibilidad y reputación en el mundo online, donde el valor de una marca personal no se basa en el número de seguidores que se tenga, sino el que sea capaz de llegar mejor a esos seguidores.




Y sólo una vez que tengan claros estos conceptos, es cuando deberían dar el salto, y buscar aquellas herramientas que más se adecúen a sus objetivos.

En resumen, no todo vale para todos y aunque lo ideal sería que todo directivo fuera capaz de gestionar su marca personal, lo cierto es que no todos por igual son capaces de hacerlo.

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