viernes, 4 de septiembre de 2015

Clientes que entiende, clientes que no

Comentaba el otro día con una colega de otra agencia lo diferente que es trabajar con un cliente que entiende (y respeta) tu trabajo y con otro que no. Ya he dicho varias veces en este blog que para ser consultor de comunicación hay que saber gestionar la presión. Pero esta presión se multiplica hasta el infinito cuando te enfrentas a clientes que no entienden (o no quieren comprender) la labor y el funcionamiento de la comunicación, lo que viene siempre acompañado de una falta de valoración por esta área.


Los clientes que entienden confían en ti. Saben que para que puedas realizar bien tu trabajo y desarrollar eficazmente y de forma correcta su comunicación debes contar con toda la información. Mientras, los clientes que no entienden te dan datos “a cuenta gotas” y no te consideran parte de su equipo. Creen que eres el que envía a los medios o cuenta en las redes sociales lo que ellos quieren. No comprenden que hay veces que lo que ellos no quieren que se diga, a veces se dice, se filtra o se comenta, y que si tú no tienes los conocimientos previos necesarios para gestionar esos “no quiero”, su imagen se verá afectada
Los clientes que entienden te piden asesoramiento. Escuchan tus propuestas y opiniones sobre la mejor forma de desarrollar su comunicación. Los clientes que no entienden te ordenan hacer esto o lo otro, sin escucharte, porque lo que ellos saben o creen saber ya es suficiente.
Los clientes que entienden valoran tu trabajo. Los clientes que no, creen que lo que tú haces lo puede hacer cualquiera.
Los clientes que entienden saben que existen unos procesos, unos plazos y unos tiempos que se deben cumplir. Los clientes que no piensan que todo puede hacerse justo cuando ellos dicen. No les importa que los medios funcionen de otra manera. No se preocupan por el vertiginoso ritmo de las redes sociales. En el mundo del cliente que no entiende, él puede poner en hora los relojes.
Los clientes que entienden, planifican contigo las acciones. Los clientes que no, funcionan con el aquí y el ahora y con las presiones del último minuto.
Tú como consultor amas a los clientes que entienden. Porque te permiten hacer mejor tu trabajo. Porque colaboran en la consecución de buenos resultados. Y también como consultor, sobrevives a los clientes que no entienden. Sorteando obstáculos. Sufriendo úlceras de estómago e intentando continuamente hacer que ellos también entiendan.
El sueño de todo consultor es trabajar solo para clientes que entiendan. Yo lo tengo entre los objetivos más prioritarios para esta nueva temporada.