lunes, 23 de noviembre de 2009

¿Confías?

“la confianza se establece cuando las palabras y las acciones son congruentes. La confianza también se desarrolla cuando las personas se sienten seguras y aceptadas.”


Si en todo tipo de relación la confianza es uno de los pilares básicos, no lo es menos en las relaciones laborales. En mi caso concreto, dentro del mundo de la agencia, necesito poder confiar en mis clientes y sobre todo, que ellos confíen en mí, para que mi trabajo dé sus frutos. De otro modo, se hace cada vez más complicado poder planificar unas acciones acordes a las necesidades del cliente en cuestión, que den sus frutos y alcancen los objetivos que habíamos marcado.

Si el cliente "confía" en sus responsables de comunicación para contarle cada proyecto, acción o decisión que emprenda, estos podrán evaluar mejor qué y cómo comunicar cada paso dado por la compañía y podrán anticiparse o estar preparados, para cada novedad. Si no, andaremos siempre detrás de la noticia, nos enteraremos por los medios de aspectos de la compañía que desconocíamos, y podremos caer en el establecimiento de planes inadecuados.

Pero no basta con que exista esta confianza, sino que debe tratarse de una confianza mutua y bidireccional, que se asiente en todos los valores del trabajo en equipo. Por eso también es necesario que la agencia confíe en su cliente y en sus proyectos. Como consultora, necesito poder confiar para hacer bien mi trabajo. Y esto lo consigo siempre que los mensajes y acciones de mi cliente sean congruentes y se basen en la verdad, estableciendo de una relación de trabajo en equipo, 100% clara y transparente, donde puedo levantar el teléfono en cualquier momento para preguntar o comentar con mis clientes lo que sea necesario y saber que ellos van a hacer lo mismo.

He tenido y tengo muchos tipos de clientes: desde clientes cercanos, sociables, y más "familiares" con los que he establecido una comunicación diaria, hasta otros clientes más fríos y lejanos, que basaban sus relaciones en cordiales emails, y con los que he llegado a mantener una relación tan distante que antes de levantar el teléfono para "molestarles" me pensaba muy mucho si era realmente necesario. Sin embargo, y pese a las dificultades que puede tener esa distancia, he tenido la suerte de poder confiar siempre en ellos y en sus productos o servicios. Porque creo que no sería capaz de funcionar de otra manera. De otro modo, ni la planificación, ni el desarrollo de la estrategia, ni la explotación de las acciones podrá asegurarse. (A lo que hay que añadir que nada tiene que ver transmitir algo en lo crees que hacerlo sobre algo en lo que no tienes confianza)

En cambio también he de reconocer que en algunas ocasiones me he enfrentado a situaciones en las que mis clientes no han confiado 100% en la agencia, esto es, no han contado con que la agencia debería tener una información de manera "proactiva", y nos han informado tarde de algunas decisiones estratégicas, complicando nuestra labor y actuación, haciendonos "correr detrás de la noticia" en lugar de que fuéramos nosotros quienes "la echaramos al aire".

Cuando el propio cliente o la propia agencia se convierten en "el enemigo", ¿cómo puede solventarse la situación? Empresas y agencias debemos darnos cuenta de que estamos en un mismo barco. Y como tal, o remamos todos en la misma dirección, o dificil será que lleguemos a buen puerto...